lunes, 2 de junio de 2014

Para que yo me llame Martina...

Para que yo me llame Martina mis padres se tuvieron que conocer. Ellos se conocieron en el instituto gracias a unos amigos en común, primero fueron amigos y después se hicieron novios. Primero se casaron y después, nací yo. La historia fue larga, pero terminó.

Cuando nací me iban a poner Romina, pero la doctora le había dicho que ese día casi todas las niñas que habían nacido se llamaban así y ha último momento, mi madre me quería poner Delfina o Martina que eran dos de los nombres de los que me querían poner, pero a mi padre no le gustaba el nombre Delfina y entonces, se decidieron por Martina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario